9 de noviembre de 2009

SocialistasYDemocraciaEspañola

Inspirados por la refulgente señora vicepresidente, los miembros del Gobierno socialista de España, antaño adalides de la pana y la cazadora, se lanzaron a pisar alfombras rojas, y lo hicieron con un garbo tan grande como inesperado. Melenas rubísimas magníficamente trabajadas en peluquerías de lujo, modelitos merecedores de portadas rosas, mansiones costeras donde, a través de la ventana de la cocina, se puede cualquier día escuchar al servicio hablar reverentemente de la señora y el señor, cuatro coches en el garaje para usar en según qué momento y circunstancia. Y ya que menciono lo de los coches, el caso es que conducía yo una mañana hacia mi curro de mileurista cuando un significado miembro de este despampanante Gobierno se me puso detrás, echándome una y otra vez las luces largas. Al parecer debía yo dejar el carril derecho para que su esplendorosa majestad socialista llegará raudo a no se sabe qué importantes cometidos. Pero soy un poco duro de mollera y además de no entender la cosa, me cabreé soberanamente -soy el pueblo soberano, ¿o no?- y además de no dejarlo pasar entonces, aquí estoy ahora vertiendo mis enfados en el escenario de internet, que es lo único que nos queda a los del pueblo soberano, porque la tele y los periódicos, hace mucho tiempo que son del que me echaba las luces y sus amiguitos.
La democracia occidental es una coña. A ver si esta sentencia pasara a la posteridad, a ver, a ver. Nos dan a elegir, a los del pueblo supuestamente soberano, entre sectas. Normalmente, solo dos. Se permite que existan otras tres o cuatro sectas menores para dar la impresión de pluralidad, pero sin que asomen demasiado la cabeza. Y al pueblo soberano, se le bombardea machaconamente con la cosa de la democracia, que si este es el mejor mundo de los posibles y tal, que si la felicidad es comprarse un coche y tal, y que curres todo el día sin parar, capullo, para que el tema funcione y los privilegiados de las sectas, políticas y de otros pelajes, mantengan los privilegios, que digo mantengan, aumenten. Y si noaumentan, pues crisis, y a recortarles lo que fuere a los del pueblo soberano.
Un sistema así, es para tirarlo directamente a la basura.